
Ciudad de México.- El restaurante Sonia nos recibió con los brazos abiertos para una cena maridaje especial titulada “El Vino en La Mesa Mexicana“, un evento que combinó la excelencia gastronómica del chef Ollin Franco con los vinos de la bodega Vinaltura, un proyecto familiar que una vez más pone a Querétaro en el mapa vitivinícola de México.
Vinaltura: Un reflejo del terruño queretano
Vinaltura, ubicada en el Valle de Colón entre Tequisquiapan y Peña de Bernal, es una bodega que respira pasión por el vino mexicano. Con más de 12 etiquetas, 20 hectáreas de viñedo y más de 100,000 vides, esta bodega familiar se ha dedicado a producir vinos que reflejan la esencia de su terruño. Su suelo franco-arcilloso, combinado con capas de tepetate calcáreo y una base pedregosa de piedra laja y basalto, crea las condiciones perfectas para cultivar 15 variedades de uva, tanto blancas como tintas.
Además, la región de Querétaro, con su diversidad de microclimas y fenómenos climáticos únicos, aporta un carácter distintivo a los vinos de Vinaltura. Desde heladas tardías hasta lluvias durante la vendimia, cada botella cuenta una historia de resiliencia y dedicación.
El maridaje en el restaurante Sonia: Un viaje sensorial
La cena donde estuvo presente La gula, comenzó con un primer tiempo que nos transportó a la tradición: una reconfortante sopa de pollo con verduras. Este plato fue maridado con el vino Blanco Bajío, una mezcla de Chenin Blanc, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Riesling. Un vino, de color verdoso brillante y ribete plateado, deslumbró con su intensidad aromática. Notas de melón verde, manzana, membrillo y un toque floral de manzanilla complementaron perfectamente la calidez de la sopa.
El segundo tiempo nos sorprendió con un plato de pollo al grill acompañado de calabacitas rebanadas sobre un espejo de mole de pipián verde. Este platillo, rico en sabores complejos, encontró su pareja ideal con el Vinaltura Rosé, elaborado con uvas Tempranillo y Nebbiolo. Un vino rosado, con su intensidad aromática y carácter frutal, elevó la experiencia a otro nivel.
Para cerrar con broche de oro, llegó el postre: un pastel tradicional con crema batida y fresas. Este manjar dulce fue maridado con el Blanco GW de Vinaltura, un vino blanco dulce que armonizó a la perfección con el postre, creando un equilibrio entre lo dulce y lo fresco.
Una experiencia inolvidable
La cena “El Vino en La Mesa” en el restaurante Sonia no solo fue un agasajo para el paladar, sino también un homenaje al trabajo artesanal de Vinaltura. Cada plato, cuidadosamente diseñado por el chef Ollin Franco, y cada copa de vino, seleccionada por Aarón Monroy representante de Vinaltura para resaltar los sabores, demostraron que la gastronomía y el vino son un matrimonio perfecto.
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